En este afán mío de rescatar mujeres protagonistas de las vanguardias artísticas que han quedado rezagadas de la primera línea de juego (en estas filas suelen quedar casi exclusivamente artistas masculinos) hoy he creído oportuno traer a colación a una de las únicas mujeres dadaístas conocidas: Hannah Höch (Gotha, 1889-Berlín, 1978). No será hasta los años 60 cuando le llegue el merecido reconocimiento e instituciones como el Muséé d´Art Moderne de la Ville de París o la Nationalgalerie de Berlín la homenajeen con sendas retrospectivas. En lo concerniente al estado español, el Reina Sofía le dedica una exposición individual (a título póstumo) hace tan solo 10 años, en el 2004.
Cuando en 1976 a Höch le preguntan por enésima vez por los dadaístas ella contesta «estoy harta del dadaísmo». No es de extrañar, la artista cuenta entonces con 87 años de edad y hace ya varias décadas de su pertenencia a dicho movimiento. Sin embargo, la historiografía del arte peca de ese enorme hándicap que son las etiquetas, al menos en lo que respecta al arte del XX: como artista, has de pertenecer a una corriente a la cual quedas eternamente unido. Esto es aún más acusado en el caso de las mujeres, ya que parece que para formar parte del discurso hegemónico hubieran de estar estrechamente vinculadas a un «ismo» y además haber sido la esposa o amante de uno o varios de los varones del grupo. Únicamente así parece una encajar en la relato de las vanguardias.
Este es el caso de Hannah, quien mantuvo una tortuosa y conflictiva relación sentimental con la cabeza visible del dadá berlinés: Raoul Hausmann (el genio del fotomontaje). Será este quien introduzca a Höch en los círculos dadaístas, que la tratarán con desaire machista. Además, también se une al grupo de artistas revolucionarios Novembergruppe, y entablará una estrecha amistad con otras figuras de las vanguardias como Kurt Schwitters (con el que colaborará en su instalación Merzbau) y Hans Arp. De la mano de Haussman aprende y domina la técnica del fotomontaje, ámbito en el que ambos serán innovadores, representando el sello de identidad del dadá alemán. Los fotocollages de Hannah Höch tienen un estilo propio y reconocible, centrándose principalmente en la representación de la figura femenina y estableciendo una nueva imagen de la mujer, más libre e irreverente. Además de estos collages, también destacan sus extrañas muñecas.
Tras la ruptura con Hausmann en 1924, la artista se traslada a París. Allí conoce a la escritora holandesa Til Brugman, con quien entabla una relación amorosa que dura casi una década. En aquel momento se integra en los movimientos feministas y homosexuales de los años 20. Posteriormente se casa con el pianista Kurt Matthies, de quien se divorciará en pleno auge del nazismo, aislándose al norte de Berlín perseguida y señalada como «artista bolchevique». Sin embargo, su producción artística continuará durante mucho más tiempo, aún cuando debido a la edad va perdiendo la vista. Fallece en 1978 en Berlín.
En anteriores post os he hablado de Remedios Varo y Maruja Mallo y hoy os he introducido a Hannah Höch. Mi intención es seguir dando cabida a estas artistas de las vanguardias. Pero ¿y tú?
¿Conoces más artistas femeninas de las vanguardias?
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EL OJO CACODILATO 
No la conocía!
Se aprecian claramente sus influencias…
Fantástica!
Me alegro de haberte dado a conocer a Hannah Höch, gracias por comentar!!!
Hoy he conocido a esta artista, pese a haber estudiado bastante sobre dadaísmo. Da bronca y mucha impotencia que a las artistas mujeres siempre se les deje afuera. Sobre Remedios Varo sé hace bastante, y es una lástima que tampoco se conozca sobre ella. Si pareciese que las únicas artistas mujeres que existen son Frida Kahlo y Frida Kahlo (No me malinterpretes, AMO a Frida Kahlo, pero hace falta más difusión e interés por artistas mujeres) Gracias por aportar este granito de arena publicando sobre estas increíbles artistas que pasaron y siguen pasando desapercibidas por el patriarcado regente. Un saludo!