SE BUSCAN CUERPOS PARA COMPLETAR LA EXPOSICIÓN MULTISENSORIAL DE ERNESTO NETO

       La exposición Ernesto Neto. El cuerpo que me lleva del museo Guggenheim de Bilbao es muy divertida e interactiva y se convierte en una experiencia sensorial inolvidable. La obra de este artista brasileño es muy heterogénea, encontramos instalaciones monumentales de materiales flexibles y elásticos como el ganchillo o el tul, combinados con pelotas de goma o poliéster, pero también nos presenta otro tipo de soportes más propiamente esculturales (si bien él considera toda su obra como escultórica). La visión de esta exposición llena nuestra retina de color y movimiento, estimula nuestros sentidos, dado que sus obras incluso pueden sonar (mediante instrumentos musicales incorporados a las esculturas) u olerse, ya que incluye aromas para completar la experiencia multisensorial, como especias y hierbas (cúrcuma, lavanda, manzanilla, clavo…). Neto concibe su arte como una obra para ser habitada, vivida, tocada… En definitiva, percibida a través de los sentidos.

        Previamente a la inauguración del viernes 14 de febrero, el pasado martes 11 tuve la oportunidad de asistir, en el auditorio del museo, a una charla en la que el artista presentaba personalmente la exhibición, coloquio que resultó verdaderamente agradable, puesto que Neto dejó volar su imaginación y de forma muy espontánea y entretenida fue relatando todo aquello que le parecía recurrente en torno a su trabajo artístico. En cuanto a la temática de su obra, podríamos destacar la relación entre la naturaleza y el cuerpo (entendido como una misma cosa). De hecho, sus esculturas se asemejan a amebas, células y demás imágenes biomorficas, corpóreas, uterinas… También encontramos un gran dinamismo que encaja con la idea de naturaleza viva en constante cambio y transformación y con el concepto del cuerpo que nos lleva, de dejarnos llevar por lo sensorial, lo sensual, lo corpóreo. Ernesto Neto entiende su obra como un organismo vivo que está en constante movimiento y se expande, desde Brasil a Bilbao y a través de la participación del espectador, cuya participación completa la obra. Además, presta un especial interés a las formas de socialización del ser humano, nuestra manera de relacionarnos. Afirma ver en ello, en nuestro comportamiento en un acontecimiento social, distintas formas escultóricas. Definitivamente, todo acaba conformando para él una escultura, todo en la naturaleza responde a formas escultóricas.

      Por otro lado, sus propuestas artísticas proponen una mirada a la cultura indígena brasileña, cuestionando los valores de la cultura occidental y poniendo en tela de juicio la madurez de ésta para apreciar las corrientes culturales autóctonas y ancestrales. El cuerpo que me lleva trata de poner de manifiesto la desvinculación que existe entre el cuerpo y la mente. Digamos que Neto considera que la mente del hombre occidental se ha distanciado de su propio cuerpo y se ha dejado dominar en exceso por lo racional o lo demasiado humano, descuidando su lado corporal, animal. Al hilo de esto, Neto nos contaba sus vivencias con una tribu amazónica y cómo su arte, sus idiosincrasia y su sabiduría habían influido en su obra. Además, existen en esta exhibición otros guiños a su país, como la sala dedicada a un vendedor ambulante de Río de Janeiro, actividad ésta que es perseguida por las autoridades y que el artista homenajea mediante esculturas formadas con bolsas de caramelos y latas.

        En cuanto al resultado de esta exposición, instalaciones escultóricas y arquitectura contemporánea parecen fundirse en  completa armonía en el imponente edificio de Fran Gehry. El museo Guggenheim acoge y abraza con gran elegancia la obra de Neto. En el atrio pende la instalación colgante Leviathan Thot, que estuvo anteriormente expuesta en el Panteón de París. Bajo ésta, unos carritos con ruedas diseñados por Neto completan la obra. Tumbado sobre éstos, el espectador puede deslizarse por todo el atrio y observar con la ayuda de unos prismáticos esta escultura colgante y la arquitectura del museo. He de añadir que, como voluntaria del Guggenheim, he tenido la oportunidad de colaborar en la dinamización de esta obra y por ello, he podido comprobar en primera persona cómo el espectador disfruta de la contemplación de la misma, a través de esta mirada tan original.

        A lo largo de toda la visita, de sala en sala, la magia de El cuerpo que me lleva nos acompaña. En la obra Troca-troca, el visitante puede llevar un objeto de su casa e intercambiarlo por otro objeto traído por el artista de Brasil (así se enfatiza en la idea de que el arte de Neto se expande). Hay otras esculturas monumentales de ganchillo de colores, donde el espectador va a poder introducirse, subir por ellas, tumbarse e incluso tocar instrumentos de percusión. En otra sala podremos sentarnos en una mesa en forma de ameba para hacer dibujos que formarán parte de la exposición. Todo está planteado para que seamos nosotros, los espectadores, los que completemos la obra, con nuestro propio cuerpo y de forma muy activa. Es una muestra completamente participativa, lo que la convierte en una propuesta muy novedosa y original, más allá de una experiencia meramente visual. Anímate a pasarte por Bilbao, completa con tu cuerpo esta exposición multisensorial y cuéntame qué te ha parecido.

¿Conocías la obra de Neto? ¿Te parece interesante?

¿Consideras que cuenta una historia? ¿Qué te transmite a ti?

¡Anímate a volcar aquí tus pensamientos!