Reconozco que únicamente la conocía por ser la extravagante viuda de Lenon y por la canción de la banda Def con Dos que le echa la culpa de todo, de la disolución de los Beatles y prácticamente de todos los males del mundo. Sin embargo, tras visitar la exposición itinerante Yoko Ono. Half-A-Wind Show. Retrospectiva que el Guggenheim de Bilbao acoge, con motivo del 80 cumpleaños de la japonesa (que actualmente ha cumplido ya los 81), considero que es justo y lícito afirmar que nos encontramos ante una auténtica pionera del happening y el performance, que despuntó ya a finales de los 50 en los Estados Unidos como una artista relacionada con el movimiento Fluxus, fundado por el artista George Maciunas y cuyas propuestas han de tomarse como planteamientos muy innovadores y muy relevantes dentro de la vanguardia artística norteamericana.
John Lenon y Yoko Ono en su encamado por la paz en un hotel de Ámsterdam durante la guerra de Vietnam, en 1969.
La muestra, que podrá disfrutarse hasta el 1 de septiembre de 2014, cuenta con alrededor de doscientas obras que transcurren desde los años 50 hasta la actualidad y ocupa toda la tercera planta del museo. En cuanto a la técnica, Yoko Ono combina novedosamente soportes y materiales muy variados, realizando instalaciones, vídeos, performances, dibujo, música, cine o poesía. La temática es también muy heterogénea, haciendo hincapié en asuntos de activismo político, pacifista y feminista, el sentido del humor y del absurdo o el potencial de la imaginación. La clave para entender un arte tan conceptual (totalmente revolucionario ya a principios de los 60) reside en que interioricemos que su trabajo se basa en la idea, materializándose tan solo parte de ella. Esto es, es primordial que el espectador tome consciencia de que debe poner en funcionamiento su propia imaginación, para terminar de dar forma en su mente a las imágenes poéticas que se le sugieren. Para ello, la artista suele facilitar unas instrucciones que el visitante ha de seguir. También encontraremos invitaciones literales a participar de forma muy activa, protagonizando nosotros mismos algunas acciones o performances.
Portada del libro «Pomelo» de Yoko Ono, que reúne las instrucciones para muchas de sus obras conceptuales.
Dada la abundancia de obra expuesta, he resuelto mencionar aquí solo algunas, si bien recomiendo encarecidamente visitar esta exhibición tan variopinta de arte conceptual, para obtener así una visión integral de la misma.
El árbol de los deseos: el visitante puede escribir en una notita un deseo y colgarlo en la rama de un precioso olivo. La artista ha solicitado que, al término de la exposición, se le entreguen todos los deseos.
«El árbol de los deseos», de Yoko Ono.
Moving Mountains: Performance a la que los visitantes pueden dar vida, cubriéndose con unas telas que imitan unas montañas y moviéndose al ritmo de la canción del mismo título compuesta por la artista japonesa.
Teléfono en un laberinto: El visitante puede adentrarse en un laberinto de plexiglás y llegar hasta un teléfono al que ocasionalmente llama la propia Yoko Ono.
«Teléfono en un laberinto», de Yoko Ono.
Recuerdos de grillos: Trece grilleras chinas antiguas de madera cuelgan del techo y bajo éstas, el espectador puede escribir en un libro sus propios recuerdos de grillos, que se le entregarán a la artista al final de la muestra. En la pared hay una cartela donde se citan distintas fechas de «muertes de grillos», esto es, importantes fechas de sangrientas contiendas bélicas de la historia contemporánea.
«Recuerdos de grillos», de Yoko Ono.
Detalle de la pieza «Recuerdos de grillos».
Tócame: sobre una mesa se reproducen en mármol fragmentos del cuerpo de la propia Yoko Ono (labios, pubis, pechos, barriga…) que podemos tocar mojándonos las yemas de los dedos en un recipiente con agua.
«Tócame», de Yoko Ono.
Detalle de la pieza «Tócame».
Pieza de equilibrio: Instalación en la que se reproduce una cocina a la que se ha aplicado un enorme imán que atrae fuertemente todos los aparatos, formando un equilibrio que alude al budismo zen, filosofía oriental que es fundamental para la artista.
«Pieza equilibrio», de Yoko Ono.
Evento agua: Acción en la que participaron amigos de la pareja Ono-Lenon, como los artistas Andy Warhol, Jasper Johns y Willem de Kooning, el músico Bob Dylan o el actor Jack Nicholson. La invitación al evento sugería que presentasen objetos que sirvieran como contenedores de agua, aportando éstos recipientes de lo más variado.
Contenedores de agua cedidos por artistas, músicos y actores para la acción «Evento Agua».
Invitación para «Evento agua», de Yoko Ono y John Lenon.
Dispensadores de aire: Máquinas en las que el espectador introduce 50 céntimos y recibe una cápsula vacía (o llena de aire, como quiera verse). Refuerza la idea de lo absurdo y denuncia una sociedad consumista que es capaz de vender hasta el aire. También crea una «Máquina Cielo» que dispensa trozos de cielo y coloca una cámara en el lucernario del Guggenheim que está grabando constantemente un fragmento concreto del cielo de Bilbao.
«Dispensadores de aire», de Yoko Ono.
Media habitación: Instalación que reproduce una habitación donde todos los muebles y objetos están cortados por la mitad, aludiendo otra vez al equilibrio y a los opuestos o contrarios (el ying y el yang).
«Media habitación», de Yoko Ono.
Pieza de la mañana: Documentación (fotografías, tiquets…) que recoge la acción por la cual Yoko Ono vendía trozos de mañanas concretas (presentes, pasadas y futuras) a sus amigos. Existe un claro componente de denuncia del capitalismo en propuestas como éstas, en las que se plantea vender incluso el tiempo.
«Morning for sale», una performance de Yoko Ono.
«Trozo de mañana futura para George Maciunas», de Yoko Ono.
Pieza corte: Sin duda el happening más célebre de la artista, que tuvo lugar por primera vez en 1964, en el que Ono subía a un escenario, se arrodillaba, y ofrecía unas tijeras al público para que todo el que así lo deseara le cortara la ropa a tijeretazos. Hay una profunda reflexión sobre el rol de la mujer detrás de esta acción.
«Pieza corte», una performance de Yoko Ono.
Evento de envolver el león: En 1967 la artista envolvió (interrumpidamente, por las apariciones de la policía) uno de los majestuosos leones de Trafalgar Square, poniendo en tela de juicio un símbolo del Imperio Británico.
«Evento de envolver el león», una performance de Yoko Ono.
Museum of Modern Fart (Museo de Pedorrearte Moderno): Acción en la que se divulga en un periódico neoyorquino una exposición ficticia de Yoko Ono en el MOMA y se acompaña de un cartel de la supuesta muestra y un video donde se entrevista a viandantes que manifiestan su intención de ir a visitarla. Lo que pretendía la artista era denunciar la escasa cantidad de exposiciones de artistas mujeres que recogía entonces esta institución.
«Museum of Modern Fart», una acción de Yoko Ono.
Todos somos agua: En esta instalación se alinean una gran cantidad de frascos de vidrio llenos de agua e idénticos entre sí, llevando cada uno de ellos escrito el nombre de un personaje conocido. La mayoría son artistas y amigos célebres de Yoko Ono, sin embargo, aparecen nombres tan controvertidos como el de Adolf Hitler. Esta obra tan polémica, que fue agredida anteriormente al exponerse en otro país, enfatiza en la idea de que todos los seres humanos tenemos un origen natural en común.
«Todos somos agua», de Yoko Ono.
Sintetizando, he de añadir que tras conocer el trabajo de esta artista tan innovadora, estoy convencida de ya nunca será para mí la viuda del beatle, sino una seria referencia en el mapa de la creación del arte conceptual. Lo que más me fascina de sus piezas es que el objetivo final de las mismas no es otro que invitarnos a soñar, a completar la obra poéticamente en nuestra mente. Así que, como cantaba Lenon, IMAGINE!
Valla publicitaria de la exposición de Yoko Ono en el Guggenheim, en el centro de Bilbao.
EL OJO CACODILATO 
Hola! Siempre me encantan tus recorridos por las muestras. En cuanto a Yoko Ono, los prejuicios la acompañaron desde que se hizo popular por su relación con John Lennon. Creo que se debió a una combinación de factores, como su aparición en el contexto de los cambios radicales que se producían en los 60 y la escasa llegada de las propuestas contemporáneas a los sectores populares, entre otros. La información circulaba casi exclusivamente por los medios y la única versión era la que ellos daban. El desconocimiento y la falta de información generan prejuicios. Además, los estereotipos culturales sobre su vida personal, su género y su raza también fueron utilizados para estigmatizarla. Han pasado casi 50 años desde su asociación con Lennon y hoy muchos jóvenes pueden ver su obra despojados de los preconceptos y las acusaciones que la “culpaban de todo”. Esto es simplemente un comentario, para ponerle un marco a la «mala prensa» de Ono, y es independiente de su labor como artista. Un abrazo!
Hola otra vez y gracias por pasarte por aquí y comentar! Estoy muy de acuerdo contigo, especialmente en el tema de que Yoko Ono fue prejuzgada por la distancia que existe aún entre la sociedad y el arte contemporáneo, el desconocimiento de su obra y los prejuicios en cuanto a su vida sentimental, su género y su raza. Por supuesto que todos estos factores la perjudicaron, muy bien apuntado! Hasta la próxima Arte E-Zine!